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lunes, 22 de noviembre de 2010

Bases de datos y ambigüedad del adjetivo documental

En los países de habla latina los documentalistas arrastramos una tradicional insatisfacción por la problemática denominación de nuestro campo de actividades ("¿documentación?... ¿y que es eso?"). Es una denominación poco intuitiva, como demuestra el hecho de que, incluso las personas cultas, salvo que trabajen en temas de documentación, ignoran qué es la documentación. No sucede lo mismo con otras profesiones, cuya denominación, por alguna razón, ya da una idea sobre cual es su campo de actividad, incluso a los profanos.

Esta ambigua denominación induce también una constante confusión en el terreno de los sistemas de información, incluso entre profesionales, porque documental , aplicado a bases de datos, puede referirse a tecnologías de la información que, a veces, se aplican a gestionar documentos administrativos; o puede referirse a tecnologías especializadas en el almacenamiento y recuperación de información documental científico-técnica .

Desde el punto de vista estricto del idioma, es indudable que ambas tecnologías pueden adoptar con todo derecho el adjetivo documental , pero solo una de ellas es documental en el sentido que le otorga la Documentación, como disciplina científica, como sector de la economía -el sector de la información registrada- o como actividad profesional -aquella que desarrollan documentalistas y bibliotecarios-.

Así pues, para entendernos, en el resto de este informe hablaremos de sistemas administrativos a secas cuando nos refiramos a sistemas de documentación administrativos; y hablaremos de sistemas documentales a secas cuando nos refiramos a sistemas de documentación científica-cultural-técnica.

Fuente: www.elprofesionaldelainformacion.com

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